Un
nuevo día en la calle
que
ha sido otra derrota
las
luces de neón ya inundan la ciudad
y
no hay paraíso ni jardín
donde
la lluvia nos devuelva la infancia.
Querían
que seas algo que no puedes ser
por
eso saltaste al otro lado de la vida
entre
la miseria y el desahucio
estatuas
de yeso descascarándose
tu
vestido roto manchado de sangre
la
felicidad es una época lejana
hundida
en el mar del olvido.
Un
poco más abajo
tu
cuerpo se llena de los colores del encierro
la
penumbra que a tu andar deslizas
quietud,
quietud
la
sangre te llama
no
escuches la música del cuchillo
altura
en la cornisa de tus ojos
mas
no preocupes
todos
habitamos en estos tiempos un precipicio.
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