Buenos días, o buenas tardes, o buenas noches

Saludos. El presente blog busca funcionar como plataforma para dar un acceso libre y gratis a mi obra. Para quienes les interese pueden visitarlo periódicamente, pues semana a semana voy a subir nuevo material.
Se agradecen los comentarios y la difusión.

domingo, 27 de marzo de 2016

Nómina de espejos.




Tela desgajada al viento.
Hilos enredados en clavos mal puestos.
Bermejos dedos sobre la madera.
Gajos de vegetación muerta.
Carnicerías abandonadas.
Cadáveres de aves enjauladas.
Gotas de agua amarillenta deslizándose por las mascara.
Rejas y más rejas.
Cuartos que debieron haber desangrado hace tiempo.
Hojas de té desparramadas sobre las mesas.
Calles empedradas cuesta abajo que dan a escaleras que dan cuesta abajo más honda y oscura que el lecho del mar.
Canciones de aquello que no retorna.
Cuerpos insomnes intentando regresar.
Pequeños talismanes colgados de la ventana que no impidieron los golpes de hacha.
Incipientes arboledas extendiendo la noche del siglo.
Humaredas a la vuelta de cada calle.
Árboles que nacen muertos a orillas de fosas comunes.
Cadáveres que el mar devuelve a la tierra.
Esfinges y más esfinges llenando los desiertos.
Lágrimas de devoción ante el horror.
Personas que huyen de ellas mismas mientras se buscan a ellas mismas.
Promesas de promesas anunciadas con pomposidad.
Estrechos trajes en los que las personas intentan entrar.

Niños a punto de entrar en este espacio
tristes niños en el momento justo que dejan de ser niños
nacer así, marcados por el signo de algo que no existe.



jueves, 17 de marzo de 2016

[Los astros están a mi favor]




Los astros están a mi favor
es cierto que las mesas ya no se tienden
y los portales no se dejan atravesar.
Vago como meteoro por un  universo vacío
no entiendo a los que entienden el dialogo de las olas
y se me ha negado el canto de los pájaros
todo cuanto construyo es una pantomima
pasadizos y más pasadizos
escarabajos rojos sobre el rostro
transmutación de la piel
escaleras y más escaleras a lomo de luz
agujas que no debieron ser enhebradas
y canciones que ya nada producen
sobre todo arboledas tan densas que dan a luz la noche
cascos y restos de huesos molidos
escarabajos rojos sobre escarabajos rojos
puñados de arañas suspendidas en el aire
la marca sobre el hombro izquierdo
hay manos colgando de las mamparas
y puertos construidos sobre desiertos.

Los astros están a mi favor
las cuentas pasan mis dedos
lentas plegarias se hunden en la ciénaga
manos negras
rostros fríos picoteados por las aves.
Los astros están a mi favor
la descomposición de los gestos nos ha vuelto tan parecidos.




lunes, 14 de marzo de 2016

Variaciones para un paisaje



I

Las bestias se reunían en circulo en torno de el fuego extinto y la sangre reseca sobre el polvo, llevaban al testigo con los ojos vendados, en el mejor de los casos, cuando se sentían imaginativos les arrancaban los ojos y las cavidades las llenaban de carbones prendidos, esta ceremonia, o mejor llamada juego, se repetía sin falta y con total exactitud todas las mañanas de los días lunes, habría que destacar que el termino lunes y mañanas y todas han sido colocadas por los que han relatado esta historia pues para quienes realizaban y sufrían el ritual cada vez era única y final, pues su memoria no se extendía mas allá de una semana, es así como todo ritual que para nosotros es repetido para los sujetos en si era un comienzo de la existencia, una inmaculada inocencia los impregnaba cuando con sus dientes arrancaban la carne de los huesos de la víctima.


II

En la misma escena, un poco detrás de la arboleda como detrás de una vitrina, las personas se encontraban sentadas espaldas con espaldas, unas gotas de sudor perlaban sus frentes y de cuando en cuando con sus lenguas retiraban las gotas que se posaban en las comisuras de sus labios, esta acción no poseía antigüedad ni era reciente, estaba enfrascada más allá de la medida del tiempo, sobre los árboles que se ubican más próximos a mu capo visual, se ubicaban pequeñas aves transparentes que por breves instantes capturaban un color verde turquesa producto de la luz que rebotaba desde las hojas de los árboles, no había sonido alguno, sin embargo yo podía ver un sonido entre los árboles en un ángulo de 33 grados respecto de la línea que unía las bocas de las personas.


III

Su mirada adquirió de pronto una nueva profundidad, nueva en este caso para él pero preexistente desde hace mucho, en la que el movimiento permitía expandir el contorno de los colores. Un ave que cortaba el aire era seguida exactamente en sus movimientos por un pez que cortaba el agua, esto era multiplicado a su vez por el reflejo mutuo que hacían ambas trayectorias en su terreno contrario, dejando una ondulación cromática entre ellos, espacio que proyectado hacia la retina ampliaba a su vez la profundidad hasta un límite casi insoportable. Esa concavidad taladraba el cerebro de manera transparente en un instante sin medida de tiempo hasta el punto de generar una combustión instantánea de ambos globos oculares. No ha quedado registro alguno de este suceso, solo la evocación por medio de la oralidad y las consecuentes desviaciones que dicha historia ha sufrido en el devenir.