Buenos días, o buenas tardes, o buenas noches

Saludos. El presente blog busca funcionar como plataforma para dar un acceso libre y gratis a mi obra. Para quienes les interese pueden visitarlo periódicamente, pues semana a semana voy a subir nuevo material.
Se agradecen los comentarios y la difusión.

lunes, 11 de diciembre de 2017

Las estrellas son signos ausentes




Volvió a la vieja ciudad, ingresando por la avenida más ancha donde los niños juegan levantando el polvo, al costado el rio destellaba. Las calles, tal como antaño, seguían luminosas y cristalinas, mas su mirada poseía un gesto que se propagaba lentamente por su cuerpo, lo cual fijaba una pequeña sombra sobre sus ojos, de pronto el portal de la casa se volvió lúgubre y su vitalidad se desvaneció en la memoria como un rostro que lentamente se hunde en la oscuras aguas de una noria. La vida era la misma, en apariencia, pero alejada de aquellos signos que transmutaban la realidad, todo se había vaciado y ya no había profundidad posible en ningún objeto.

Un árbol se entrelazaba sobre sí mismo anudando su carne con fiera resistencia al viento de los años, las venas rugosas que recorrían su tronco reposaban en la sombra de las hojas que variaban su color según el movimiento del día, el viento hacía silbar las ramas como un enjambre de aves transparentes que parecían querer arrancar el tronco desde sus raíces, entre las ramas un pálido rostro pendiendo se mecía al compás de las hojas, parecía detenido en esa tenue sombra donde la violencia del mundo era incapaz de entrar.

Ya nadie tiende una mesa por mí
ni las copas se llenan
por otra cosa que no sea lluvia.
Días jubilosos
pasan deformes entre el humo de la memoria.
En las postrimerías del ayer
un caballo rojo baja por el riachuelo
hasta tocar la noche del océano.

Una niebla cubre la desembocadura del río
desde lo alto de la casa se oyen graznidos de animales
que agonizan en algún lugar perdido del bosque
el barro parece elevarse
y formar extrañas figuras que trepan por los arboles
un agujero se abre en el aire
como una mancha perturbadora la luz quiebre la realidad
destroza la suave quietud de los días.
Nada volverá a estar conectado
en el derrame de luminosidad las cosas pierden su sustancia
los cuerpos se inundan de una profunda soledad al impregnarse de vida.

La geometría de las estrellas
se expande en la silenciosa mecánica de nuestro interior
ambas frágiles como la escarcha en el cristal
y difusas como las sombras en un día de lluvia,
hace preferir el azar a la matemática celeste.

Es necesario sumergirse bajo las cortezas de las cosas
en lo profundo de ese mineral acuoso
que vibra con la música de las estaciones
cuyos brotes de sangre
arrastran el cuerpo
y se evapora en un sopor.

El cabalgar del fuego sobre las ciudades
hace brillar impetuoso el mar nocturno.
Nadar mar adentro hasta que el oleaje haga desaparecer el mundo
y el frío borre la huella de los sentidos,
burbujas de aire estallan en el manto sereno del océano
como metal filoso
van cortando la garganta
hasta hundir la boca en un perpetuo silencio.

Ya he conseguido olvidar mi nombre
entre los desiertos del día
y los espejismos de la vida
una cuerda floja me sujeta
a esa piedra que adoro
la abrazo con sus espinas
vierto mi sangre sobre su carne metálica
y me dejo deslizar
con una complacencia
similar al rostro oculto
de quien camina al patíbulo.

El problema siempre residió en poder
colocar algo en el tiempo para que lo llene
mover frenéticamente la mirada
entre destellos y claroscuros
dejar pasar cada suceso de forma incompleta
como las copas que se despedazan,
saciarse con los fragmentos
restos de una ciudad imaginaria
que nos persigue
con su olor a madera húmeda
con su arquitectura inaccesible.

La matemática y arquitectura del todo
se encuentra inscrita en la secreta mecánica de nuestro interior
ambas tan frágiles como la escarcha en el cristal
y tan difusas como las sombras en un día de lluvia.
Se han cortado las amarras
y la percepción ha perdido su profundidad.
El azar se impone a la matemática celeste
no hay tejido sobre los cuerpos
solo signos aislados
solitarios en la gran sinfonía oscura
que se derrama en el silencio
del nocturno océano.
También mar adentro corren ríos
que regresan sobre el camino
y se tejen sueños
restos de naves prometidas
que jamás llegan a orillas del mundo.



lunes, 4 de diciembre de 2017

11




Vi tu sangre acumulada entre el pavimento
desparecer lentamente
con las pisadas de los transeúntes.
Alguien se percató de su zapatilla blanca
y restregó el último resto de ti
en el pasto donde se limpia la mierda
dejada por los perros en los zapatos.




jueves, 30 de noviembre de 2017

14




La forma que adoptan los objetos a la luz de una vela cuando la lluvia se ensaña contra el techo de lata

y sus sombras se ondean con la respiración entrecortada por el silencio irrenunciable que conecta las palabras

una nostalgia desteñida se cierne sobre los papeles acumulados en el borde húmedo del cuarto

se ven devorados en sus orillas como la orina de un vagabundo sobre la nieve

bocanadas de humo se vierten sobre las fotografías ennegrecidas en la pared sur

un ruido de bocinas se pierde a lo lejos como una jungla de otro continente

el vino se enfría muy rápidamente al igual que la piel desnuda que no alcanza a cubrirse por las frazadas o que en un movimiento involuntario ha sido despojada de su refugio


todo esto sucede con un dialogo secreto sin importar los cadáveres que se acumulan más allá, a lo lejos, como en otro continente.



martes, 24 de octubre de 2017

En lugar del retorno XII



Desde la orilla contraria a la bahía
también alguien observa el vacío
que la noche forma sobre el mar.

Un pájaro va y viene
evaporándose en medio del trayecto
y volviéndose carne al llegar,
o al menos eso quiero creer:
que un mismo pájaro ha recorrido esta larga distancia.



sábado, 30 de septiembre de 2017

Incisura.



Un huevo agrietado
deja gotear cuerpos fractales
como un líquido metálico
que se transmuta en su caída
va perdiendo su centro.

Olas azules
forman una geometría vidriosa
que codifica el oleaje.

El frío se vuelve filoso
como una palabra fantasma
que desde muy atrás
viene a cercenar la carne.

El aire también tiene una grieta
entre cada respiro
que inflama las brasas
y opaca la transparencia.



martes, 19 de septiembre de 2017

Los retornos I.



Descendiendo por la calle empedrada
emergen banderas y antenas
techos oxidados y árboles secos
rostros infantiles que envejecen de golpe
ante el golpe de hacha de los días,
un pescador cojo recoge botellas en los basureros
y los perros le rodean
confundidos por el hambre y el olor.

La noche se trepa por su piel
oscurece sus costillas,
asediado por las fauces feroces de los perros,
mientras le llaman por un nombre que no reconoce
y su rostro le parece extraño
como aquellas mascaras
con que revivimos a nuestros deudos
en oscuros días de fiestas.

Vuelve a su vieja morada
a cuidar los abandonados botes
que se pudren lentamente
en el ir y venir del oleaje.
Retornan los días idos
como en esos borrosos documentales
las embarcaciones rompen mar adentro
mas la vida en esta costa se desvanece
el barro se adhiere a los nervios
penetra la carne
con el frío como una mortaja.

Atrás, en el sueño,
un sol artificial amanece
haciendo madurar las frambuesas entre espinas
mas estas ya no dañan.
El jardín ha recuperado su dimensión infinita
y la casa su forma de laberinto
la guarida segura donde todo pierde su gravedad
las ilusiones y sonrisas flotan libres
ahora que volvemos
                                    a esa vieja lluvia de la infancia.




sábado, 9 de septiembre de 2017

Los retornos IV



La superficie interior de la copa
contiene una débil capa de aceite
tan frágil como la escarcha
que se acumula sobre los vidrios
y se posa en el césped,
un soplo hace desvanecer
todo es espejo acuoso
y se lleva los rostros con sí.

El camino prosigue
chocando continuamente con uno mismo
y todas aquellas personas
son solo siluetas en medio del humo que deja el cigarro,
vagas luces
que en algún puerto hicieron evitar los roqueríos.

Adiós casa de la infancia
portal oscuro entre pisos, Adiós.
El silencio es cautivador entre la lluvia
persiguiendo fragmentos de luz
que se diluyen sobre los charcos.
Seguiremos buscando esa isla
que perdimos en un tiempo del que ya no hay recuerdo.

Una sombra ocre se tambalea en el viento
y deja ver las variadas escalinatas que avanzan hacia lo profundo.
Muy dentro entre anillos y arterias
hay un campo de espinas
del cual no se regresa
sin cubrir la piel de llagas.



martes, 29 de agosto de 2017

Antes del reposo I

a Ximena Rivera


Hay un orden sagrado
que es el pequeño caos
donde los objetos de la casa
se apoderan de su lugar.

Su sonido se entrelaza
en colores que llenan el espacio,
hago pequeños movimientos
reordenando trozos de algo que se ha roto.

Conoces mejor que yo ese lenguaje,
cuál es el espejo que mis manos conforman.
Todo tiene su antigua armonía
pues tras de tus ojos habita la casa.



jueves, 10 de agosto de 2017

Cuadro en reposo 5



La casa que habito
con su olor a cloro y detergente
palmo a palmo se va contaminando
de mi universo
objeto a objeto
se va impregnando de signos
que no comprendo
mas intuyo.

Un animalillo de mirada temerosa
se pasea entre los bosques de libros
le persigue una pantera
que cree que el universo acaba
en la ventana del living,
lo demás son solo luces
artificios del demiurgo.

Lo real
es la penumbra.

El silencio se teje a los objetos
y como detalles de encaje
se cuela algún sonido.

La urdimbre flota cerca del cielo
raso
y deja caer pequeñas motas de algodón
sobre el pasto seco de la alfombra,
hormigas extraviadas en islas de ropa
hacen  un doble espejo de ellas mismas.
Me tomo un tiempo con esa araña
la dejo arrastrarse unos minutos
antes de aplastarla.

Una fauna nueva se levanta
sobre la institución de cemento
mi cuerpo se deja arrastrar por las horas
en el asalto de la noche
donde florecen los signos primitivos.
Ah! El amor de los muertos
depositado quizás en cosas equivocadas
pero arraigado a la carne al fin.

No hay recuerdo que guarde la persona que fui
ni objetos olvidados en la vieja ciudad de la infancia.
Con gran desconfianza mido las olas bajo la lluvia.
En las postrimerías del camino
una luz azul se cuela entre el follaje
fría como la hoja de un cuchillo
la palabra que nos atraviesa la respiración
nos recuerda el instante atroz
y lleno de ternura donde caemos.

Un rumor de sangre viene del mañana.
Deseo de ese fuego
que haga cenizas la ciudad interior
mas el lento galope de los días
avanza en la otra dirección.

Sabremos sabernos lejos
cavilando entre árboles secos
ese amor equivocado
que nos agujereo la carne.




domingo, 6 de agosto de 2017

Cuadro en reposo 9



Prendía su cigarrillo con fósforos
evitando el sabor a bencina del mechero
luego le gustaba inhalar
el ultimo bostezo de humo de los cerillos al apagarse.

El tabaco levemente húmedo se quemaba con dificultad
como si una resistencia limara el placer.
La necesidad de esos pequeños y secretos rituales
que amalgamen la repetición
otra vez la repetición
la figura tan compuesta
el gesto tan adecuado
la reverencia tan justa
una procesión perfecta hasta la náusea.

No hay publicidad ni engaño detrás de ellos
solo la misma vara de madera con la cabeza roja
encendiendo uno tras otros del primero al último cigarrillo
el bostezo de humo
que como un incensario litúrgico
hace descender la luz hasta la penumbra
donde las formas se pierden
todo es un poco más real y lejano.
  


miércoles, 19 de julio de 2017

Azul prusia.



Se levanta una brecha
con ese triste personaje que interpreto
día tras día
en las postrimerías de mis ojos
una llaga azul se abre camino.

La espalda levemente curva
una distancia insalvable
entre lo que la carne pide al cuerpo
y la máscara que se apodera de mi rostro.

La noche llega
y sueños ajenos me rondan
jardines de otro reino florecen,
como signos gregarios de barro,
animales imaginarios se deshacen en el oleaje
mas no hay trinchera
donde defenderme de las aguas de la rutina.

Ese personaje se apodera palmo a palmo
mascada a mascada desmiembra mi carne
y ya no queda más
solo una sonámbula masa que se arrastra
por los anuncios y las vitrinas.

Un dedo tembloroso que recorre hojas de periódicos
administra fechas y espacios
de un cementerio que yo mismo cimento.
Con imperceptibles gestos
se va deformado mi rostro
como una casa
que remodelación tras remodelación
se ha vuelto polvo bajo el cemento.

No hay objeto alguno
olvidado en algún oscuro rincón
que me haga volver
al país de la infancia.



viernes, 23 de junio de 2017

En lugar del retorno



La historia cuenta que Carlos se levantó un día en que el cielo tenía nubes y el mar olas, y dejo su casa despojándose de todas las cosas que portaba, hasta dejar atrás incluso su sombra, caminó descalzo por todo tipo de calles y se bañó desnudo dejando que las mareas jugaran con su cuerpo, como una brisa que mece la cuna, se dejó conducir a cualquier orilla que se volviese su morada.

Cuenta la historia que entre las fechas que glotonamente devoran el tiempo florecen primaveras en meses de lluvia y se marchitan árboles en días de sol.  Pero esas cosas nadie las registra, las suelen denominar anomalías. Cuentan que la vida está hecha de eso, de un interminable conjunto de anomalías que sufren todas las fobias posibles, cuentan que el mundo es una norma que nunca sucede naturalmente, que todo lo natural es anómalo y que estas pavadas pasan desapercibidas porque hay que vivir una vida que avanza a toda prisa y no tiene tiempo para preocuparse de vivir la vida.

La lluvia tiene un nombre
que escucho a lo lejos
En el tejado han hecho su nido
unos pájaros que jamás volaran
hace tiempo que no los oigo
pero sé que allí están, detrás de todo este ruido.

Alguien espera algo desde su ventana
un paisaje que desconoce
como esta música que no entiendo
y me conmueve hasta el limite
como en la infancia donde todo es.

Llegaremos un día a ese parque
donde el tiempo no se agolpa
y como una vieja patria
volveremos a tener ese nombre.

Hay un auto de madera pudriéndose en el patio trasero
y un perro que han olvidado alimentar
merodeando ciego los páramos de las casas
ladrando a-penas a esos nidos
de pájaros que jamás habrán de volar.




sábado, 10 de junio de 2017

Cuadro en reposo 271



El mundo explota
sin hacer el menor ruido.
Cae la mascara
y quedas frente a ti misma
te sientes observada a través del aire perforado.
Un vidente agota su respiración
lentamente en el frio de la calle.

Hechos tan importantes se suceden
como lagrimas en la lluvia
confundidos en la vertiginosa historia
sin jamás ser oídos o dichos
como tantas cosas
van a quedar en ese estadio íntimo y silencioso
perdiéndose para siempre
en la oscura bruma del tiempo.