La
superficie interior de la copa
contiene
una débil capa de aceite
tan
frágil como la escarcha
que
se acumula sobre los vidrios
y
se posa en el césped,
un
soplo hace desvanecer
todo
es espejo acuoso
y
se lleva los rostros con sí.
El
camino prosigue
chocando
continuamente con uno mismo
y
todas aquellas personas
son
solo siluetas en medio del humo que deja el cigarro,
vagas
luces
que
en algún puerto hicieron evitar los roqueríos.
Adiós
casa de la infancia
portal
oscuro entre pisos, Adiós.
El
silencio es cautivador entre la lluvia
persiguiendo
fragmentos de luz
que
se diluyen sobre los charcos.
Seguiremos
buscando esa isla
que
perdimos en un tiempo del que ya no hay recuerdo.
Una
sombra ocre se tambalea en el viento
y
deja ver las variadas escalinatas que avanzan hacia lo profundo.
Muy dentro entre anillos y arterias
hay
un campo de espinas
del
cual no se regresa
sin
cubrir la piel de llagas.
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