Te paseas por los pasillos
como por un laberinto de personas.
Son nueve las habitaciones
que se repiten en su cotidianeidad
en medio de la cual esa voz
busca ser un crescendo
quebrando el tiempo del ser
en este infierno azul de concreto
Una
palabra flota
busca
salir de esta niebla
con
un sueño de rocas ahogadas
ruidos
sordos que apagan la vista
masas
en un silencio de precipicios.
De
pronto, un nombre
que
señala tal ruta:
La luna agrietada
gotea la sangre luminosa de la noche.
Habrás
de navegar por ese frío
en
medio de esa agua de carne bajo los paraguas fúnebres
has
de escuchar ese paisaje
que
el suave oleaje canta
el
canto de un verso que quiere hacerse carne.
Hay
que escuchar el canto de los pájaros estelares
y
el murmullo del mar cósmico.
Abrazar
la palabra como a un fuego
que
transforme edificios e instituciones
en
un agua metálica de grandes banquetes
dulce
picor de vinos de otros ríos.