El oro de un fuego de otro mundo
ha iluminado este sino sombrío
viento que corta en el sueño su brío
como ave de un cielo desnudo.
Los que quisieron cantar bajo el puente
el canto de algún fuego ya extinto
rastro de la muerte de lo divino
eco azul del oro de otra fuente.
Todo ha de volverse color ruina
sombra que sobre la memoria ciernes
forzoso brío de la estirpe equina.
Cuerpo del tiempo sobre si se yergue
alta cumbre ni subsuelo esquiva
fuego azul inevitable vertiente.
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