La mirada transparente del niño
coagula sobre la realidad.
El perpetrador sabe de antemano
que los ojos pierden su espejo
cuando la violenta luz de neón
quema las naves
y las funde al espanto.
...con su eterno verdor la Naturaleza tan lenta / avanza por tan largo camino / que parece inmóvil. Caen los reinos / en tanto, pasan gente e idiomas: ella no mira / y el hombre se cree ser eterno, y suspira. [G. Leopardi.]
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