Se sienta cada tarde al momento del atardecer a
beber una taza de té cual acto ritual, se dice que un ritual es una repetición, pero eso deja fuera la variante que implica su acción reiterada, la cual con cada
nueva oportunidad afecta los elementos que se van compenetrando entre ellos y
su dialogo se vuelve cada vez más parte de sus cuerpos
Su vestimenta es siempre la misma, una bata de
color azul, nada más que una bata color azul, la cual con el tiempo guardaba
las lentas imperfecciones del deterioro que le dan mayor profundidad. Cada taza
de té tenía una leve diferencia de las otras, ya sea en la cantidad de hierba,
en la temperatura del agua, en el tiempo de reposo, en la humedad del ambiente,
en la suavidad de sus dedos con que manipula las hojas de té, en el aroma de
su respiración cuando bebe o en la cantidad de amarillo de los árboles del jardín.
El acto es de un deleite absoluto, el cual esta
aumentado por la espera de 24 horas que exigía. Desde el frente un par de ojos
mudos le observan con atención cada día, mientras simulan leer un viejo
libro para guardar la apariencia, dos balcones reproducidos como espejos, el
actuante y quien contempla, jamás era posible dilucidar quien estaba allí al
servicio de quien. Una obediencia absoluta les hacía permanecer hasta que ambas
acabaran su actividad, el tiempo de contemplación es su dialogo, un puente
inquebrantable de silencio.
Al principio los tiempos no coincidían, pero
con el paso de los años el arribo a la escena era de una precisión de reloj, la
actividad estaba totalmente establecida, primero entraba Anastasia con su libro
y esperaba de pie, al aparecer con su bata azul, la bandeja y tomar asiento, Anastasia
procedía a sentarse y cubrir su rostro con el libro, quedaba allí quieta, la acción
completa era de parte de quien bebía, no había bocado ni brebaje disponible en
el balcón del frente. Las miradas jamás se cruzaban, pues para la bebedora solo
existía su taza de té, mas para Anastasia solo existía la bebedora, la libertad
de ambas era absoluta, nadie tenía que regirse por norma alguna ni estar en
lugar alguno más que en dicho ritual, hay religiones que nos arrojan sombras y
sortilegios, mas acá lo sacro esta al nivel más puro, ajena a toda institución
solo existen dos cuerpos concurriendo a su libertad.