No
sabría explicarlo,
sólo
sentía cuan perturbada me deja su mirada,
un
pájaro azul le desordenaba el cabello
en
esa desgastadora repetición.
Se
lavaba las manos a cada rato
incluso
mientras dormía
insomne
se dirigía al baño y cumplía su cometido
qué
necesitaba limpiar,
cuánto acecho en esa mancha,
una
y otra vez hasta gastar sus huellas
hasta
aniquilar cualquier rastro de sí mismo
capa
tras capa de manera frenética.
Lo
vi un día raspar la palma de sus manos
con una escobilla, la
piel y la sangre caían sobre el pavimento
una
sonrisa angustiosa se le dibujo
lagrimas
incontenibles se vertían como golpe de tambor.
Insomne va marchando por esa huella de luz
con
las manos lustrosamente desolladas.
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