I
Los objetos pierden su objeto.
Pero aún la lluvia humedece la flor
y la flor se deshoja al viento.
II
El afuera es otro espejo
pero aún jugamos a reinventarnos en un afuera
que no deja de ser este adentro.
III
La velocidad de los días
se contiene en la contemplación
de las aves que entrevuelan los árboles.
IV
Los ojos se abren y cierran
con el breve sonido
de la lluvia sobre el charco.
V
Bajo la lluvia, un ave
persigue la primavera
y sueña volverse lluvia.
VI
La nave que avanza junto al atardecer
deshace el mar en pequeñas olas
que arrastran mi cadáver: todo es noche.
VII
La
escarcha cubre el pasto
cual
ángel le revitaliza
y
vuelve al viento, siempre al viento.
VIII
La
lluvia toca sus notas
sobre
el cántaro lleno
de
universo.
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